las cosas no siempre son lo que te parece...

viernes, 12 de noviembre de 2010

MAÑANA SERÁ OTRO DÍA



Capítulo Final



No podía dejar de llorar, tuve que meterme en la cama, al fin. Busqué los brazos de mi marido y le pedí que me abrazara fuerte…

-¿No se te pasa, mi amor?

-Bueno… a ratos. Luego, vuelve de nuevo aquella escena, aquellos momentos. ¿Sabes? Aunque nunca había dudado de la cordura de Arturo, en sus últimos momentos, cuando nos confió todo aquello, creí que formaba parte de un delirio. De su obsesión, creí que en sus últimas horas estaba mezclando parte de una verdad con visiones o sueños, sin darse cuenta ya, apenas, de la realidad. Pensé que se le había escapado, digamos, el estado de vigilia y vivía en estado, semiconsciente, y febril…

-Te siento ansiosa de hablar, Améli… Si quieres nos levantamos, nos preparamos algo calentito y charlamos un poco más de todo. De aquello y de la noticia de hoy…

-Sí, cariño… Me apetece mucho. ¡Gracias, eres un cielo!



Era increíble todo lo que había pasado, no acababa de creerlo.

Recuerdo como si fuera hoy, aquél día en que Arturo me confesó que su abuelo, en realidad, era su padre biológico…

“Parece mentira, Verdad?”

Me comentó después del largo abrazo en que nos enlazamos.

“¿Tú me crees, amiga…?”

-Claro que te creo, Arturo…

“Es que… de verdad, lo mío es de novela… Bueno, al final, lo ha sido. O no, más bien, ha terminado siendo relato de blog jajaja”

-¡Vamos Arturo! ¡Qué cosas se te ocurren! Te advierto que estamos a tiempo de dejar a todos con las ganas… todavía…

-No, ya, prácticamente todo está contado y lo que no, es fácil de… Solo hace falta un poco de imaginación.

¡Jajaja! –eso, cariño, es justo lo que muchas veces nos falta, imaginación.

-Bueno, dejémoslo como está. Por hoy, ya he cumplido;) ¡Me largo con viento fresco!

-¿Por qué no te quedas hoy con nosotros, querido?

-Ya sabes que me encanta vuestra compañía, pero no… Hoy tengo un par de cosas pendientes que… Lo que sí haré, es esperar a que vuelva tu has con los niños. Me apetece mucho verles y darles un beso antes de irme (a los niños, claro está jeje)




Y eso mismo hizo… Estuvo un rato con ellos, contando no sé que cosas de su cole, de su niñez, de su juegos, de sus colecciones y, después les dio un beso. “Adiós, pilluelos, portaros bien con mami (con papi menos jeje;)




A la mañana siguiente, estaba sentada a su cabecera, a un lado. Al otro mi marido… Nos habían despertado a media noche. Nuestro amigo, estaba muy mal, se iba irremediablemente pronto…
Nos fuimos enseguida para acompañarle.

En uno de los momentos que nos quedamos a solas, le había regañado por haberse ido, por no quedarse con nosotros.

Me contó que ya sabía… Que llevaba toda la tarde sintiéndose mal que…

Necesitaba despedirme del mundo, amiga…Despedirme del aire ( a mi aire;), de mis calles.
Al salir de tu casa, respiré con cariño ese mundo que estaba abandonando ya, sin freno y sin miedo. Miré a mi alrededor: a la gente paseando, charlando. Otros solos, (como yo) callados.

Recuerdo que me acerqué a un árbol y me apoyé en él mientras esperaba que el semáforo se pusiera verde ¡cuantas veces estuve a su lado y ni siquiera le había mirado! En ese instante, un gorrioncito saltó delante de mis pies ¡como si nada!… Las cafeterías estaban llenas, se notaba que era viernes por la tarde. Los niños, revoloteaban delante y detrás de sus padres, unos; otros tiraban de ellos para acercarse a un quiosco…

La tarde, comenzó a nublarse y poco a poco, iban desapareciendo, los viandantes, dentro de los establecimientos cercanos…Comenzó a llover mansamente. Sentí la caricia de la lluvia y la recibí como mi regalo de “no cumples-más-años”No me importaba que esa lluvia fuera quien apagara ese último aliento de mi vida, no, al contrario ¡sentí un amor inmenso cubriéndome! Tuve una debilidad, comencé a llorar como un niño… No sabía ni podía parar, ¡qué pequeñito me sentí amiga mía! “Nadie me ve, nadie se da cuenta” (pensé) no, no es que me importara ¡imagínate! Es que de pronto pensé en eso que dicen: que nacemos y morimos solos… Entonces sí sentí un poco de amargor en mis lágrimas. Y también, esa soledad de no poder hacer nada, de no poder elegir, sin hacer daño, los brazos de alguien amado para morir abrazado por ellos… Pensé en ti, mi querida amiga y comprendí mi impotencia. Sentí deseos de volver pero no fui capaz ¡no puedo hacerle eso! ¡Qué estúpidamente perfectos queremos ser para los que amamos…! Pero bueno…

-¡Ay… Arturo! No sigas o me muero contigo…
Le abracé. Realmente, en ese momento no pensaba en nadie más, me hubiera ido con él, a llevarle donde fuera…, para que no fuera solo, ¡a cualquier parte...! quería protegerle. También yo, sentí esa estúpida perfección aflorar en mí. Así es para bien y para mal el ser humano.

-¿Por qué no volviste, porqué…?

-La verdad, Améli… Hubo momentos en que deseaba volver, aunque comprendía que no tenía que hacerlo. Y también deseaba y disfrutaba de esa soledad e intimidad necesaria…yo, para mí solo, para mi despedida… Sentía que ese momento era mío, que me lo debía. Tenía algún dolor pero aún era soportable y era un placer poder pasear en esos últimos momentos, libremente ¿Comprendes?

-Después ya en casa, comenzó lo peor… Llamé al médico y le pedí que trajera una enfermera. Ya lo habíamos acordado así: “El momento del parto está próximo, doctor, ya he roto aguas” jeje, eso le dije

-¡OH Arturo, no cambiarás, siempre igual… ¡cuánto te voy a echar de menos, querido! Me va a costar mucho dolor tu ausencia, amigo, mucho…

Me eché a llorar… Él me abrazó de nuevo, dándome mil besos, consolándome…

-Améli, cálmate, tengo que contarte algo importante, amiga mía…

Me dijo… y después, me pidió que llamase a mi marido. Cuando estuvimos los dos junto a él. Nos entregó una carpeta que tenía en la mesilla.
- Aquí está el testamento. Vosotros y los niños sois mi única familia, disponed de todo lo mío, es vuestro.
También me explicó dónde encontraría una carta para mí de su parte.

Después me entregó una hermosa caja con las joyas de Laura y de Marion… Algún día, serán para la nena, pero por el momento son tuyas, Améli. Antes, solo quiero que se las enseñes y le ofrezcas una (solo una). Hace ya algún tiempo que yo se las enseñé y le llamó mucho la atención una cadenilla con una pequeña medalla de la Sagrada familia… Parece extraño ¿verdad? Habiendo otras tan llamativas y…

Quiero confesaros algo, amigos: esa joya, que escogió vuestra hija, fue de mi madre biológica (de aquella mujer). Cuando yo nací, al morir ella, me la pusieron a mí y la tuve hasta que Marion la vio. La vio, aquella primera noche en Paris. Enseguida la reclamó. Dijo de broma que era suya… En realidad, así era, había sido suya (en otra vida) A vuestra hija, le pasó igual, la quiso porque la reconoció. No os asustéis: Mi Marion, ahora “es” vuestra pequeña…

Mi marido, estaba asombrado, quería salir de allí… Yo, le supliqué con la mirada que no se moviera.

Arturo, se dio cuenta…

-Lo siento, amigo mío; pero el lecho de muerte no es lugar para callar lo que sabes, sino más bien confesionario… Supongo que lo que acabo de decir te asombra y te molesta. Pero lo peor, tal vez, es lo que viene ahora, querido abuelo… o, tal vez, tendría que llamarte: ¡padre!

Esta vez, mi marido dio un salto tremendo y salió horrorizado de la habitación…

-¡lo siento, no puedo seguir escuchando, perdonadme!

Se fue… Arturo no se enfadó. Me dijo que sentía toda esa confesión, pero, que aún no había terminado. Yo, que no carezco de imaginación, me adelanté y le dije:

-¡Ya solo nos falta Laura!

-No, querida, ella, como siempre, está cuidándome, a mi lado…

Lloré a mares… lo sabía, era algo que… que ¡era una locura! Como lo que después me contaría.

Dijo:- Pronto, en nada, volverás a recibir una buena noticia, alguien más está por llegar a vuestra familia, será otro niño. Pronto, todos podréis estar en paz, sin viejos rencores… Por fin, podrás perdonar a al abuelo, “madrecita”es la hora del amor…y el amor es más fuerte que el odio. Él sanará la herida que el otro abrió en tu corazón.

No sabía qué decir. El siguió:

-Dime niña…Imagina que todo esto es verdad. Sería un inconveniente para seguir amando a tu pequeña y a tu has ¿Podrías perdonar ahora?

-¡Les quiero tanto! Tanto, Arturo… ¡Qué importa quienes hayan sido más allá de, en otro momento!

-Y… si es verdad que seré madre de nuevo. ¿Te gustaría que le llamáramos, si es niño, como tú?

-Va a ser un niño ¿Por qué desconfías? Pero no, no le pongáis ese nombre. Recuerda: ¡Mañana será otro día!

…………..


No, no me importaba quién, quienes hubieran sido ni pudieran ser más allá de lo que para mí representaban en este mundo, que parece cambiar de un día a otro y apenas es distinto del de hace dos mil o más años... Sin ir más lejos, aquí estábamos todos, entrando y saliendo, repetidos, repitiendo… tal vez, con la única intención de jugar a reír y llorar, a sufrir y, por encima de todo amar … Amar sin razón para poder perdonar con el corazón.


Mi marido se acercó con dos tazas de chocolate caliente.

-Ten cuidado que quema, ten paciencia, golosa…

-Y mientras qué…
No me dejó terminar, dijo:
-Ven aquí barriguitas y…. me dio un beso de película:)
-Oye, ahora que ya sabemos que es un niño, porqué no pensamos algún nombre que (me dijo mi has)…

-Es que ya lo tengo pensado jeje –dije-

-¡Queee! Pero bueno ¡brasevisto! …Eso habrá que hablarlo, digo yo…

-¡Lo siento, es un antojo jaja!

--Bueeno, siendo así… haber empezado por ahí. Lo asumo.

-¿Y…?

-Día, se llamará: Día

-Ya, lo pillo: “mañana será…”
-Sí, eso mismo, espero que el hijo sea tan listo como el padre jaja… Por cierto, de primer apellido llevará el mío

-¡Queeeé! ¿Otro antojo?

-No, esto es porque, el tuyo, no es tan bonito como el mío y…

-¡Calla, no se hable más! Estoy de acuerdo: El tuyo es más bonito sí jeje y además ¡me lo pido ahora mismo…! Jajaja

-¡Ahora?

-Ahora sí y ya..
-¡ya estamos tardando, venga…! (Dale tiempo al chocolate pa enfriarse jaja:)


The End


…………

¡GRACIAS, GRACIAS...! Muchas gracias, amigos. Todo un placer ha sido:)

¡Hasta otro Día!




8 comentarios:

  1. Que rápido! Casi no llego...

    Muy bien, con un final acorde con la nueva normativa. Veo que estás bien informada. Lo que sufrí para que aceptasen lo de los apellidos de mis hijos... menos mal que el juez era amigo!

    Me ha gustado mucho. El dominio de los diálogos vuelve a destacar, te felicito.

    Um gran abrazo y mi admiración

    ResponderEliminar
  2. Buenísimo !! y gracias,ha sido una buena y esperada lectura en este hermoso día de noviembre.
    Besos

    ResponderEliminar
  3. Gracias, amigos:) vuestras palabras han sido el broche perfecto a esta historia de Arturo (mi querido y entrañable amigo de ficción, ya lo echo en falta ¡aiss!)

    Duarte, Rodolfo... Un verdadero placer.

    Con inmeso cariño, os abraza

    AdA...

    ResponderEliminar
  4. A que se debe tanto silencio? Si es que se pude saber!...

    Espero que estés bien.

    Felices fiestas y un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
  5. Buenas, amigo Duarte...
    Bienvenido a esta casa (la tuya:)

    Lo mismo digo: Espero que estés bien:
    Feliz Navidad y prosperidad para el nuevo año a ti y los tuyos.
    Besos y abrazos

    PD
    No escribo apenas, es verdad... En cualquier caso, el lunes pasado publiqué algo en: miradas con acento (en ese blog, mi seudónimo es Flora) y hoy, también he djado un nuevo artículo.

    Arriba a la derecha (en esta página) tienes el enlace si quieres entar a leerme.

    Muchas gracias por tu interés, eres un cielo.

    ResponderEliminar
  6. Gracias, querida amiga, por tus mimos y amabilidades, pasaré a leerte.
    Besos y un buen año nuevo

    ResponderEliminar
  7. Lo mismo digo: Gracias y Te leo;)

    Buen año y besos

    ResponderEliminar
  8. PD el mensaje anterior es para mi amigo Duarte:)

    ResponderEliminar